La presente obra es una adaptación breve al teatro del libro del mismo nombre escrito por la autora ecuatoriana Alicia Yanez Cossío, acerca de la vida de la poetisa Dolores Veintimilla de Galindo.
Y AMARLE PUDE
Narrador: Ya transcurrida una parte del siglo XIX con las gestas libertarias y la disolución de la Gran Colombia, la sociedad ecuatoriana de ese entonces era una sociedad conservadora, a las mujeres se les prohibía el derecho a la educación, las que tenían acceso a esta, no eran muchas y no tenían una forma de educación muy amplia, solo las familias acomodadas podían hacerlo. Pero dentro de éste grupo de mujeres sobresalió una, Dolores Veintimilla de Galindo, precursora del Romanticismo ecuatoriano, y la más culta mujer de aquel tiempo.
Sus poemas totalmente melancólicos y tristes son vivencias propias de la poetisa, que son expresadas en sus poemas y composiciones, como también el destino que ella imaginaba para sí.
Dolores, realizaba sus tertulias en la biblioteca de su casa, tenían obras den inglés, francés y otros idiomas, se reunía con los intelectuales y conocidos del tema, también criticaban y escuchaban las lecturas de las obras de los librepensadores de la Revolución Francesa. Un día, de pronto se integraría con mucho interés aquel médico perseguido que encontró refugio en Dolores y en su vida. Poco tiempo había pasado, contrajo nupcias con Sixto Galindo, apenas con 16 años de edad, con aquel hombre que la llevaría a tomar una decisión fatal, por sus ausencias y sus constantes maltratos.
Dolores: Mi querida Nana, como quisiera haber participado de la Revolución Francesa, haber conocido a Voltaire.......... ay a todos ellos.
Nana: Niña, yo no sé de eso, pero últimamente he notado en ti la tristeza mi Dolores?
Dolores: Cómo sabes? Siento que el amor se ha ido de mi, y que respiro el engaño y el interés por parte de mi esposo.
( Sixto toca la puerta )
Dolores: Tocan la puerta, ve a atender
Nana: Mi niña Dolores, tu marido acaba de llegar, pero llegó agobiado y de mal genio
Dolores: Primero atiéndelo tú, después voy.....
Narrador: Por los constante viajes de su esposo, Dolores, presentía que no la quería y que la engañaba, sino, ¿Cómo justificar la casi total indiferencia de Sixto?
Dolores: Saludos mi adorado esposo, te extrañado en tu larga ausencia... Me trajiste algún recuerdo?
Sixto: No me fastidies no te das cuenta que llego cansado? Toma, te traje esto... Si te gusta te pones, sino...
Dolores: Porqué has cambiado Sixto? Cuando nos conocimos tu comportamiento no era ese
Sixto: Que te importa
Narrador: Efectivamente era un collar de perlas en un hermoso estuche de terciopelo negro, como otro de los tantos que le había traído, pero no se imaginaba que todas esas perlas simbolizaban las lágrimas que le esperaban en su vida.
Dolores: Porque no me traes otra clase de joyas, allá donde tu vas no hay solo perlas. Veo que has traído otro, para quien es?
Sixto: No me molestes y ordena a tus criados que me atiendan
Dolores Y Sixto: Los dos se pelean, ella reclamando por la traición delatada, él por darse de inocente, hasta que se rompe el collar y Sixto le da una bofetada a Dolores.
Sixto: Cállate, más que te traigo un halago y piensas que te engaño??
( Dolores se separa llorando)
Dolores: Que infeliz soy, dime la verdad, no me amas? Es así?
Sixto: Vete de mi vista y no llores que me va a doler la cabeza. Espera, dentro de un tiempo nos iremos a la costa, a Guayaquil, para cambiar de aire y olvidar estos malos momentos.
Dolores: Pero como? Y mis reuniones literarias, mis padres, mi hijo??
Sixto: Cómo dices? Quien es tu esposo, ellos o yo?
Narrador: Así era la vida diaria de Dolores, hasta que un día en decisión propia y de su esposo deciden ir al cálido Guayaquil, donde tenía Dolores a su hermana, pero ella no se imaginaba que esa era la última vez que haría sus famosas tertulias literarias en Quito y lo peor de todo, no volver a contemplar el rostro de su adorada madre.
Madre: Adiós Dolores hija de mi vida, verás que se arregla tu situación con tu esposo, saluda a mi otra hija Josefa y cuídate hija mía, a mi nieto Santiago también
Dolores: Eso es lo que más quiero madre, lo hago siguiendo tus consejos, y porque soy una mujer de honor. Me voy con tristeza y dolor. Ojalá volvamos a vernos.
Narrador: El viaje en aquellos tiempos a Guayaquil era muy largo y pesado, ir cabalgando por los alrededores de la sierra, requería a veces el pago de sudor, de sangre o de la vida misma. Dolores aumentaba su dolor viendo a los indios que viajaban con ella. Pero no podía hacer nada, era la costumbre.
Después de varios días de viaje, el calor se empezaba a sentir y poco a poco se iban divisando las palmeras, las plantas de caña y los cultivos de arroz, hasta que llegaron a Guayaquil. A lo lejos, logra divisar a su hermana:
(Se abrazan, Sixto mira con desprecio)
Josefa: Querida hermana como estás?
Dolores: (llorando) Bien, hermana, tenemos mucho de que hablar.
Josefa: Y mi madre? Su salud?
Dolores: Mando saludos, mi hijo Santiaguito, salude a su tía
(Josefa toma en brazos a Santiaguito)
Dolores: Vaya mijito a jugar
Dolores: Ahora si hermana
Josefa: Cuéntame lo que sucede Dolores?
Dolores: La desdicha ha llegado a mi vida, y el amor ha huido de mi alma y ha llegado hasta mi la traición y la amargura.
Josefa: No hermana han de ser ideas tuyas, pero habla con él
Narrador: En Guayaquil, la sociedad era más espontánea, Dolores pronto se adaptó a los cambios que implican la sierra y la costa. Su tiempo lo dedicaba a sus tertulias, paseos por la playa y al cuidado de su hijo, ya que su esposo muy poco tiempo lo dedicaba al hogar. Efectivamente, luego de 5 años en Guayaquil, Sixto se cansó y decide cambiarse a Cuenca, nuevamente a la sierra, pero lejos de la madre de Dolores.
Sixto: Dolores, he tomado una decisión?
Dolores: Quiero hablar contigo
Sixto: No quiero oír tus tonterías de la historia, ni mucho menos oír tus versitos, lo que te voy a decir es importante.
Dolores: Cual? Mi Sr. Esposo?
Sixto: Irnos para Cuenca
Dolores: Pero, porque no quedarnos aquí?
Sixto: No hay peros que valgan, es mi trabajo, te vas o te quedas?
Es una decisión y se la realizará. Acaso tienes miedo de no hacer tus estúpidas tertulias a las que llamas?
Dolores: Está bien... Nos iremos, hoy mismo me alisto y mañana salimos hacia allá
(Dolores calló y empacó)
Narrador: Dolores desolada empacó y decidieron viajar a la famosa Ciudad de Cuenca, popular, porque hasta los más modestos peones escribían versos.
Dolores: Adiós mi hermana querida me voy (se observaron llantos)
Josefa: Pero porque? Desdichada hermana mía?
Dolores: La decisión no es mía.... Adiós (se separan sollozando)
Narrador: Nuevamente, de Guayaquil partió una caravana hacia Cuenca, el viaje fue peor que el de ir a Guayaquil, pero después de tanto ajetreo, acompañado de la tristeza de Dolores, llegaron a Cuenca, el frío y los cerros eran evidentes, pero habían llegado.
Sixto: te voy a dejar en una casa para que cuides de mi hijo, pero primero arreglaremos todo, está hecho un desastre. Luego me iré
Dolores: Esta bien, pero y tu Sixto? Que piensas hacer? A donde?
Sixto: Ah.. yo ja ja, me tengo que ir de urgencia para Quito y después si quiero vuelvo para llevarlos.
Santiago: No papá no te vayas, no nos abandones
Sixto: El trabajo es trabajo hijo y de ello los mantengo
Narrador: Llegaron a una casa, conseguida por su tío Mariano Veintimilla, que por cuestiones de política se trasladaba a Quito, Dolores, se quedo sola totalmente, a cargo de su hijo, el pequeño Santiago y con una mínima cantidad de dinero.
Dolores: Mi pobre hijo, y pobre de mi, que desgraciada soy....
Santiago: No mamá, desde ahora yo soy el hombre de la casa y te cuidaré..
Dolores: No hijo, yo soy tu madre y mi deber es velar por ti, sola o acompañada. El simple hecho de ser una dama no impide velar por sus hijos.
(Dolores, se dirige a su cuarto)
Dolores: Desgraciado, como pude haberme enamorado de él, veo que el amor es solo de aquellos cuentos europeos de las heroínas que encuentra a su príncipe, simples fantasías. Pero saldré adelante.
Narrador: Cuenca era una ciudad muy conservadora y bien apegada a la iglesia católica, Dolores trató de seguir con sus tertulias, pero ya no fueron posibles. Dolores va caminado por la calle y se encuentra con sus primeros inconvenientes. Y tampoco se imaginaba como podía terminar su vida.
( Dolores va caminando)
Cuencano 1: ahí va la bachillera, disque poeta
Cuencano 2: y va con su hijo, el cual ha sido abandonado de su padre
Cuencana 3: que desfachatez, vivir sola y sin su marido, ¡Como se atreve a salir a la calle!
Narrador: Dolores asustada llega a la iglesia, donde la ven más de los pobladores, y en pleno templo religioso se oían murmullos, que se transformaron luego en un gran escándalo de calumnias, humillaciones y demás injurias.
Cuencano 4: como se atreve de entrar a la casa de Dios, esta mujer es una impura, Dios Mío el Apocalipsis ha llegado
Narrador: Todos los años que permaneció en Cuenca fueron empeorando más, el dinero se agotaba y llegó a tener disputas con Fray Vicente Solano, el cual entre una guerra de escritos se atacaban y se apodaban, ya que Dolores no quería acceder a sus caprichos de sacerdote abusador.
En una misa dominical a la que Dolores asistía, el sermón fue muy punzante y dirigido a ella.
Fray: ....y hermanos como les he dicho la sabiduría puede ser solo de los hombres y de los que estudian, no es digno de una mujer hacer eso, y por eso en éste instante, la forastera estudiada queda excomulgada y no será recibida en un templo donde entran las personas que creen en Dios y solo en Dios.
(Dolores sale corriendo con su pequeño hijo de la mano, por el medio de la iglesia)
Fray: ...Hermanos, ruego compostura, por favor. Pero antes de seguir con la santa misa, esa mujer está maldita, se dice que su vientre lleva el fruto del demonio, por eso, no os acerquéis y despreciadle, porque ha llegado a mis oídos la noticia de que se encuentra con hombres.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Hermanos pueden ir en paz, pero no os olvidéis lo que he mencionado.
Narrador: Dolores ofuscada, huye y empieza a tener conflictos escritos de toda clase con el Fray Solano, la vida se le hacía más difícil, no solo por los constantes insultos y humillaciones, se le había agotado el dinero por completo.
Dolores: Que voy a hacer Dios Mío no puedo dejar a mi hijo solo, pero ya se me acabó el dinero que me dejó aquel que alguna vez me amó
Narrador: Un hecho que nunca antes había pasado en la ciudad de los cuatro ríos, fue que un indio, llamado Tiburcio Lucero, había matado a su padre, lo que causó gran revuelo y fue condenado a ser quemado en la plaza pública. Dolores se opuso totalmente y ya muerto aquel indio, mandó repartir volantes titulados como Necrología, lo que llegó a oídos del Fray.
Fray: Hey, Usted, que se las da de estudiada, con la actitud de una desquiciada que se le ocurre defender a ese indio, que al parecer fue su amante.
Dolores: Que lástima me produce Ud., que quiere imitarme, pero en su ignorancia es imposible. Si yo siendo mujer soy culta, Ud. Solo con su presencia no sería aquel desgraciado indio que mataron injustamente.
Fray: Como se le ocurre decir eso? No se que hace ud., aquí, sus conocimientos que supuestamente tiene no nos hacen falta lárguese de aquí.
( va caminado de regreso a su casa)
Cuencano 1: Miren quien va ahí, la letrada, con cuantos habrá estado.
Cuencana 2: Que habrá tenido con ese indio Lucero??
Cuencano 3: Aquí no necesitamos mujerzuelas como las de la capital
Cuencano 4: Váyase de aquí, por su propia vida, aquí nadie la quiere. Pero Dios Mío que oigo el cielo truena, y está oscureciendo, váyase, hermanos el Juicio Final se acerca.
Narrador: La vida de Dolores llegó al peor estado de cualquier ser humano, se le acabó el dinero que tenían para vivir, aparte de calumnias, hipocresías, humillaciones. se sentía tan sola, sin amigos ni nadie, con la única compañía de su pequeño hijo, al que ella educaba, llegó a pensar que el amor y la amistad no existían, solo la soledad que vivía con ella, su vida se terminaba poco a poco, hasta que:
(Dolores en la noche se levanta al cuarto de su hijo, lo acaricia y le da un beso en la frente y le susurró al oído)
Dolores: Hijo, está decisión es la mejor para los dos, no vas a estar solo siempre estaré contigo y mi madre te cuidará....
Narrador: Dolores, buscó en el armario antiguo de su cuarto donde se encontraba el botiquín de su esposo tomó el cianuro, lo puso en una copa y lo mezcló con agua, le supo a almendra amarga, pero no tan amargo como el dolor que sentía en su vida, redacto una carta para su madre en la que indicaba que:
(Aparece Dolores sentada en un escritorio escribiendo)
Dolores:......Perdón una y mil veces... No me llore. Le envió mi retrato, bendígalo: la bendición de una madre alcanza hasta la eternidad. Cuide de mi hijo y dele un adiós al desgraciado Galindo. Me he suicidado
Narrador: Después, se recostó en el sillón de su cuarto, se acomodó el vestido con el que había llegado a la ciudad que tanto la odió.
(va donde su madre a despertarla)
Santiago: Mamá, mamá, respóndeme...... Esta muerta (grita), la sacude como queriendo levantarla, levántate, no me dejes....
Narrador: Dolores, había alcanzado el sueño eterno y la única paz y armonía que no había tenido en su vida.
Dolores Veintimilla, había muerto, pero ni aún así la dejaron en paz, mucho pidieron que se le practique la autopsia, para comprobar si era verdad que esperaba un hijo, y efectivamente se la realizo, no encontraron ningún feto, solo los rastros de veneno y un gran corazón, el cual nunca fue amado. Después la colocaron en un grotesco féretro, el cual atravesó toda la ciudad en medio de gritos insultos, piedras, escupitajos y más.
La llevaron cerca de una quebrada y fue enterrada sin siquiera dos palos cruzados en forma de cruz, sin siquiera una flor marchita y lo peor, sin el derramamiento de una lágrima por más fingida que esta fuere, murió a los 26 años recién cumplidos, en la más amarga soledad y humillación, ya no volvería a ver sus padres y hermanos, y sobretodo no volvería a ver el rostro de ángel de su hijo pequeño. Muere con la seguridad que su hijo estará bien cuidado junto a su madre.
La mayoría de sus invaluables obras fueron extraviadas e incineradas, o destruidas por ella misma en los ratos de desesperación.
lunes, 4 de agosto de 2008
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